En un principio se decía que la música son sonidos ordenados, modulados y armónicos contenidos en
un espacio sin ruido. Luego se ha comprobado que la música y el sonido es el orden de los silencios. Cuanto menos ruido, mejor claridad. Hacer sonido y grabar sonido por tanto depende de la noción que tenemos respecto a la estética de los armónicos. Estar frente a una consola es una responsabilidad muy complicada. Los músicos en general pasan horas ensayando, los compositores creando, los cantantes dosificando aire y pasión para lograr una ejecución artística de nivel. Si caen en manos de un técnico frío, el trabajo puede irse al garete en menos de un segundo. Si hablamos del rubro de sonido respecto a Antonio Franco debemos entender que es un melómano irredento. Antonio Franco posee ese don.
Sus gustos han transitado por diversos géneros, su capacidad de comprensión y respeto hacia la música en general da la confianza de estar con otro elemento vital del grupo conformado. Su experiencia de muchos años ha dejado la huella de un ser comprometido con el respeto, la empatía y la cercanía de alguien buscando producir buenos resultados, Actitud, aptitud y disciplina condensados en un personaje cálido, “escuchante” y sensible ante ese extraño grupo de fenómenos que surgen durante un concierto o una grabación. Es bueno aclararlo, en la actualidad son pocos quienes pueden llenar esta serie de requisitos para hacer del trabajo colectivo musical un compendio de aciertos a favor de la ejecución de un gran producto.
